Muy BuenoAuto estima
    Muy Buenopor Esófago (8 de Julio del 2002)

 

Empecé a escuchar de la importancia de este tema cuando comencé a educar a mi hijo, fuí y soy criticado al respecto y tal vez con mucha razón, no me he graduado de padre y ninguno de mis antepasados ha conseguido el diploma todavía. Siempre la razón y algo de la sabiduría usada en mí por mis antecesores ha sido mi escuela, mis errores han sido motivados por la ignorancia, miedo, ira y otros pecado capitales encarnados de maravilla en mi persona. En lo que respecta a la autoestima, siempre fuí directo con mis hijos; "¡no le diste!, ¡trata de nuevo!". Ese "¡no le diste!" es lo que ha conseguido críticas de todos en mi alrededor.

En el hogar queremos tener a los hijos motivados, diciendoles lo grandioso que son, lo bueno que son para caminar aunque el niño tenga protuberancias en la cabeza debido a los golpes que se ha dado con la pared y el piso, las rodilla raspadas y con restos todavía del pavimento de las aceras. Usamos la tecnica de la repetición para aumentarle la autoestima, asegurándole que está correcto y que su hermanito le hirió sus sentimientos pero que hay que tratarlo con amor aunque su hermano le haya herido. Después van con el otro y le dicen lo mismo pero con los nombres cambiados, esto produce armonía en el hogar. ¡Qué felices somos en casa, siempre reina la harmonía, todos nos queremos, todos somos felices sabiendo que somos buenos y sabemos perdonar!

En los colegios, los maestros le dicen a los muchachos que buenos son con las matemáticas porque ha podido aprenderse a base de repetición la tabla de multiplicación del 2! El sistema escolar no permite que un niño que no la sepa sea reprendido por un : "¡no, así no, repite de nuevo uno por uno, uno!" sino por un "¡muy bien, eres grandioso!".

En el tabajo, queremos tener a los empleados contentos y expresarles que la compañía esta quebrada no por la incompetencia nuestra sino por errores técnicos que están siendo investigados en estos momentos por la comisión de bancarrota. En las reuniones de trabajo, se gastan horas y horas de nuestro tiempo para decirle al empleado encargado de que su reporte o su proyecto no son correctos en la forma mas sutil sin que se hieran sus sentimientos.

El sistema está creando una falsa imágen de lo bueno que somos cuando vemos que la corrupción, las estafas, robos, crímenes, abuso de confianza y otros males abundan en nuestra sociedad. Estos crimenes son cometidos por gente como usted y como yo y no solamente por la gentes de baja calaña. Estos crimenes son cometidos por gente que cree que tiene derecho porque el es muy trabajador y se merece ese dinero que le pertenece a la empresa. Es cometido por ese director de obras que cree que su bienestar es mas importante que todo el bienestar de toda la sociedad a la cual el sirve. Es cometido por ese muchacho que puede copiar en la prueba porque solo se le olvidó la respuesta y se refrescó la mente viendo la respuesta del compañero de su lado. Es cometido por ese empleado que sabiendo que el nuevo empleado es mejor que él, va y lo enloda delante del jefe y ¡creé que está bien que lo haya hecho! porque el es muy bueno y no necesitan mas que a el para sacar el trabajo del departamento. Es cometido por la prepotencia del que blandiendo un arma, sabe que es mas fuerte que cualquier persona porque su padre le dijo que el era el mas fuerte y que debía de demostrarlo al mundo, ya hay varias lápidas en el cementrerio que prueba su hombría, su valor y su fuerza.

En muchos lugares es considerado inclusive ilegal cualquier acto que destruya la autoestima de la gente. Estamos plagados de casos en que los delincuentes han puesto una demanda a sus víctimas porque estas, al defenderse ¡han herido su autoestima! Si, no es para reirse, es para llorar de pena por ver hasta donde ha llegado nuestra sociedad!. En Connecticut, en la Academia Ridgerfield, cuatro muchachos del séptimo grado, entraron en la escuela con una llave robada. Los muchachos cometieron actos de vandalismo en la cafetería, en el cuarto de la banda y otros lugares. Al día siguiente, hablaban orgullosamente de lo que habían hecho, dias después fueron expulsados de la escuela.

Hasta cierta forma, los muchachos fueron afortunados en que la escuela no haya puesto cargos contra ellos. Lejos de demostrar agradecimiento, los padres de uno de los muchachos, sin embargo, pusieron una demanda a la escuela alegando entre otras cosas que fueron acosados y difamados. Pedian una compensación monetaria por los daños causados a su hijo por los "sentimientos de valer poco" y "acabar con su auto-valer". En los Estados Unidos son mas penado los daños causados por la escuela al expulsarlos que los actos vandálicos cometidos por estos muchachos! ¡Increible verdad!

Desafortunadamente, este es el mensaje que les damos a nuestros hijos cada vez que le damos información falsa de sus actos. ¿Qué hay de malo decirle a nuestros hijos que se equivocaron? ¿Qué tiene de malo que el muchacho conozca sus debilididades y sepa en qué debe de trabajar para superarse? Si el niño cree que darse de golpes contra las paredes y muebles de la casa, aprenderá que caminar torpemente está correcto y que los muebles están allí para ser pateados y golpeados, Aprenderá también que el es mas fuerte aunque para demostrarlo tenga que golpear a todos sus compañeros de clase, cada vez que su padre le repite lo fuerte y valiente que es! Bueno, ¡el niño tiene que demostrarse a sí mismo y a los demás que lo es, aunque nadie se lo pregunte!

En una prueba de matemáticas a nivel nacional en los E.U.A., efectuada a principio de los años 90, se les preguntó también que se auto calificaran en sus conocimientos académicas; se les preguntó si estaban o no de acuerdo con la frase: "Soy bueno en matemáticas".

El resultado de la prueba fué que los que estuvieron de acuerdo con sus conocimientos de matemáticas, fueron los que obtuvieron las mas malas calificaciones y viceversa. Los muchachos de Washington, D.C., obtuvieron el primer lugar en autoestima, pero obtuvieron el penúltimo lugar en los resultados de la materia. Los estudiantes de Dakota del Norte, por el contrario, obtuvieron el primer lugar en el resultado de la prueba de matemáticas pero fueron los últimos en el de auto estima.

Estamos produciendo muchachos desorientados, mal informados, crecen con ideas equívocas de sí mismos debido a nuestras palabras alentadoras de autoestima. Confundimos el amor a nuestros hijos con placebos, seamos honestos y completemos las palabras de aliento a la verdad: "¡Fallaste! ¡Trata de nuevo!". "Gonzalez, su reporte no demuestra la verdad de la empresa, busque ayuda con Pérez que tiene toda la información contable de la cual carece su punto de vista".

En lugar de autoestima, estamos alimentando el ego, creando niños arrogantes, prepotentes, contentos consigo mismo, creyendo que lo que son es suficiente para la vida. Llegan a la escuela sabiendo que son superiores a los maestros y no escatiman cualquier momento para mofarse de ellos y hacerlos quedar mal delante de toda la clase. Usan a los débiles u buenazos como blanco de sus burlas y brabuconerías para demostrar al mundo lo perfecto que son ellos, exponiendo a estos pobres infelices al escarnio público. Los observadores participan ayudando a estos malandrines poniendo su grano de arena asuzandolos o quedándose callados. Los maestros tienen miedo de detener estos actos por miedo a una demanda o a una acción física contra ellos.